Sobre el asesinato de los Jesuitas en el 89

Hace unos días compartí un documento sobre la ofensiva de noviembre de 1989. En ese documento no mencioné el asesinato de los Jesuitas ocurrido el 16 de noviembre de 1989, en el cuarto día de la ofensiva. A pesar de que ese asesinato fue un acontecimiento importantísimo en la historia de El Salvador, no lo incluí en ese documento por una simple razón: a la fecha en que entregué el documento al General Ponce (5 de enero de 1990), la Fuerza Armada aún no había reconocido la autoría de esos asesinatos.

El asesinato de los seis sacerdotes Jesuitas, su empleada y la hija de ésta, ocurrido durante la ofensiva de noviembre de 1989, eclipsó todo lo demás que sucedió durante esa ofensiva, en la que más de 400 soldados ofrendaron sus vidas para evitar que el FMLN alcanzara el poder por la vía armada.

El asesinato de los Jesuitas también trajo muchas consecuencias políticas, diplomáticas, económicas y militares sobre El Salvador y sobre la Fuerza Armada.

En ese contexto, el Alto Mando de la Fuerza Armada solicitó al Ministro de Justicia en febrero de 1991 que expandiera la investigación del caso Jesuitas, incluyendo sobre una reunión en la Dirección Nacional de Inteligencia pocas horas después del asesinato de los Jesuitas, reunión en que yo estuve presente.

La solicitud del Alto Mando de expandir las investigaciones en el caso Jesuitas resultó en que yo, en mi calidad de ex integrante de la Dirección Nacional de Inteligencia, fuera llamado a viajar de Washington a El Salvador para declarar como testigo en el caso. Para esa fecha yo estaba asignado a la Embajada de El Salvador en Washington.

Antes de viajar a El Salvador, dejé un documento en manos del Embajador Miguel Ángel Salaverría, con copia a mi esposa, con la información que yo tenía sobre el caso y que podía ayudar en la investigación si por algún motivo no podía dar mi testimonio personalmente. Sin pensarlo mucho, escribí algo a mano antes de firmarlo en presencia del Embajador y de mi esposa. Sacamos una copia, que comparto con ustedes.

Viajé a El Salvador dos veces para dar declaraciones sobre el caso Jesuitas: dos declaraciones extrajudiciales en marzo y mayo de 1991 y finalmente mi declaración judicial ante el Juzgado Cuarto de lo Penal el 28 de mayo de 1991, una experiencia que duró más de ocho horas ininterrumpidas.

Después de haber rendido mi declaración judicial, algunos compañeros oficiales de la Fuerza Armada me externaron su preocupación sobre lo que había salido reportado en los periódicos sobre mi declaración. Comparto el documento que envié en respuesta.

Los documentos hablan por sí mismos. Espero que la lectura de estos documentos ayude a comprender mejor esta parte de la historia del conflicto armado de El Salvador y que nos ayude a construir juntos un mejor futuro para El Salvador.

Que Dios los bendiga a todos.

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