La Comisión de la Verdad me contactó en febrero de 1993, un mes antes de presentar su informe. Deseaban reunirse conmigo. Acepté la invitación después de haber notificado al Jefe del Estado Mayor y que él lo dejara a mi discreción.
Durante la reunión, me explicaron que una de las partes más importantes de su informe sería las recomendaciones de la Comisión para que las diferentes instituciones de El Salvador pudieran evitar cometer los errores del pasado. En mi caso, deseaban hablar sobre la Fuerza Armada.
El Profesor Thomas Buergenthal, ex Juez de la Corte Internacional de Justicia y sobreviviente del Holocausto, me pidió mi opinión sobre lo que yo creía que era lo más importante que podían recomendar sobre la Fuerza Armada. Habiendo escuchado cómo en el caso del asesinato de los Jesuitas un oficial inicialmente se había rehusado a cumplir la orden de asesinarlos, pero finalmente la cumplió ante las amenazas del superior de procesarlo por desobediencia, hablamos extensamente sobre el tema de los límites de la obligación de un militar de obedecer las órdenes de un superior. Al final de mi conversación me solicitó que le resumiera mis comentarios por escrito.
La Comisión de la Verdad incluyó en su Informe el tema de la obediencia debida a las órdenes superiores, específicamente en la pagina 191, sección A (Reformas en la Fuerza Armada), punto tres.
Comparto copia del documento que le entregué al Profesor Buergenthal, que espero haya contribuido a que la Fuerza Armada sea y continúe siendo una de las instituciones más respetadas de El Salvador. Comparto también la página del Informe de la Comisión de la Verdad en que se incluye ese tema.
Saludos y que Dios los bendiga.
“Por la consolidación de la Paz en un Estado de Derecho.”