MENSAJE DE FIN DE AÑO (2023)

El 2023 ha sido un año muy duro para los bolsillos de todos los salvadoreños. Las decisiones erráticas e irresponsables del presidente nos han traído más pobreza, más desempleo, un insoportable aumento del costo de la vida y la posibilidad de un colapso económico en un futuro cercano.

Por si esto fuera poco, Bukele no solo ha aumentado los niveles de pobreza y desigualdad sino que también nos ha regresado a las duras épocas de nuestra historia que precedieron al conflicto armado; épocas en que los gobiernos encarcelaban, desaparecían y asesinaban a ciudadanos inocentes; épocas en que se perseguía a opositores, periodistas y defensores de derechos humanos, por el solo hecho de ser incómodos al poder; épocas en que el dictador violaba la Constitución para reelegirse y perpetuarse en el gobierno.

Ya son miles de familias cuyos padres, hermanos o hijos inocentes, han sido injustamente encarcelados por el régimen. Yo estuve con una de esas familias el 24 de diciembre: la familia de don Silverio Morales, padre de Leví Morales, un joven de 23 años, preso desde hace más de un año sin otra explicación que ser un joven campesino que caminaba a las 9 de la noche con una red llena de jícamas que había sacado con su padre durante el día para lavarlas antes de enviarlas al mercado a las 2 de la mañana. Leví ha pasado sus últimos dos cumpleaños, sus últimas dos navidades y años nuevos en prisión. Un juez le otorgó la libertad en noviembre, hace más de un mes, pero en lugar de ponerlo en libertad, lo recapturaron antes de salir de la cárcel y lo transfirieron a otra prisión. Sus padres no lo han podido ver desde su captura el 11 de noviembre del 2022.

Entre los miles de inocentes capturados injustamente -muchos de ellos torturados en las cárceles de Bukele-, más de 200 salvadoreños inocentes han muerto durante el régimen de excepción. Todo ello gracias a las acciones, omisiones o el silencio cómplice de las autoridades obligadas a cumplir y hacer cumplir  la ley, obligadas a prevenir y a denunciar violaciones a los derechos humanos. Esas mismas autoridades se aprovechan del miedo de la gente a denunciar los abusos que se cometen tanto dentro de las cárceles como en las calles de todo el país para obtener control social.

Nayib Bukele tiene las manos manchadas con la sangre de salvadoreños inocentes, salvadoreños cuyo único delito fue haber nacido y crecido en la pobreza. Esta sangre inocente le condenará, tarde o temprano, ante la justicia de los hombres y ante la justicia de Dios. Por eso se aferra al poder: Bukele sabe que no es un candidato legítimo a la presidencia; que es un dictador que pretende reelegirse inconstitucionalmente para que no se descubran los crímenes y la corrupción de su gobierno que han permanecido ocultos por su monopolio de poder, la reserva de información y su propaganda millonaria; sabe que estos engaños se conocerán cuando salga del poder.

Salvadoreños: el 2024 tenemos el deber patriótico de unirnos para terminar con esta dictadura disfrazada de democracia saliendo a votar. La elección de este 4 de febrero no será una elección normal entre partidos políticos, candidatos o ideologías de izquierda o derecha. Este 4 de febrero elegiremos entre seguir el camino de la corrupción y el engaño, seducidos nuevamente por las falsas promesas de un dictador o comenzar una nueva era de verdad, transparencia, y solidaridad con nuestros hermanos más necesitados. Elegiremos entre seguir el camino del capricho, la ambición y la corrupción de unos pocos a costa de la destrucción de la economía, de nuestra libertad, de nuestros municipios, y del medio ambiente, o proteger nuestra economía, nuestros municipios, nuestra libertad, y nuestra naturaleza.

El 4 de febrero de 2024 elegiremos entre seguir el camino de la mentira y el fraude o el camino de la verdad, la justicia y la libertad: una era en la que TODOS los delincuentes estén en la cárcel y todos los inocentes estén en sus casas con sus familias; una era en la que El Salvador recupere la confianza de la comunidad internacional y contemos con mayor inversión nacional y extranjera decente, que traiga empleos dignos, respetando la naturaleza y el medio ambiente; una era en la que se haga uso responsable y sensato del dinero de la gente y se invierta en educación, en salud, y en eliminar la pobreza; una era en la que los funcionarios del gobierno sirvan a los ciudadanos y no a sus propios intereses mezquinos, viviendo una vida de lujos a costa de nuestros impuestos; una era en la que se respete la Constitución, las leyes, y la dignidad de todas las personas.

Este mensaje es para todos los salvadoreños de dentro y fuera de nuestras fronteras: para los profesionales y artesanos, profesores, médicos, campesinos, agricultores, mujeres, amas de casa, vendedoras de los mercados, estudiantes universitarios, jóvenes, personas de la tercera edad, y vendedores ambulantes, trabajadores, despedidos, desempleados, veteranos y excombatientes, pueblos originarios, víctimas inocentes del régimen y sus familias, defensores del medio ambiente, defensores de derechos humanos, periodistas, y para todos los que fueron engañados y manipulados por la familia Bukele.

Es hora de unirnos, porque nadie aguanta cinco años más de engaños. Este 4 de febrero, corrijamos el rumbo de nuestra historia, porque nuestro futuro está en nuestras manos.

Que Dios nos bendiga a todos y que tengan un Feliz y Próspero 2024.

VER LA NOTA PUBLICADA EN EL DIARIO DE HOY EN EL SIGUIENTE ENLACE:

https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/editoriales/1113319/2023/

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